LA CRUELDAD HACIA LOS ANIMALES EN LOS ASESINOS SERIALES
La crueldad hacia los animales desde hace muchos años tiene relación con la peligrosidad. Por ejemplo, McDonald (1963), al hablar de la “tríada de la sociopatía”, una teoría en la que la serialidad criminal está relacionada con tres conductas durante la infancia y adolescencia: la obsesión por el fuego o piromanía, la crueldad ejercida hacia los animales y la enuresis.
En EEUU se realizaron estudios donde se quería contrastar la conexión entre ambos factores (crueldad con los animales y violencia) llevándose a cabo numerosas entrevistas tanto con asesinos seriales como con otros presos violentos y resultó que el 56% de ellos tenía antecedentes de violencia contra animales durante la infancia. Además, posterior a este estudio, se hizo otro en una cárcel de máxima seguridad estadounidense, encontrándose una relación entre maltrato animal y violencia contra humanos. Aún así, respecto a este último estudio, concluyeron que la información no era del todo fiable y que se necesitaba un estudio de mejor calidad (Alcaraz, 2014).
En su modelo motivacional, Burgess et al. (1986), encontraron una conexión entre la violencia hacia los animales en la infancia y el asesinato en la edad adulta. Si frente a estas conductas durante la niñez no se ejerce un proceso retroactivo de control se puede generar un aislamiento del resto de la sociedad y el niño va asumiendo como normales estas conductas, empeorando su estado psicológico y suponiendo un riesgo de peligrosidad de cara al futuro.
Skrapec (2000) plantea, no solo es importante centrarnos en esta crueldad hacia los animales, sino que durante la infancia del niño pueden producirse eventos desestabilizadores que de no ser afrontados o tratados pueden traer importantes consecuencias para su personalidad.
En los estudios que se han realizado sobre asesinos en serie se ha visto que estos eventos -abandono de la madre, historiales de toxicomanía en la familia, violencia parental- han producido una disminución de la capacidad de afrontar situaciones estresantes y, por ello, responden con comportamientos antisociales y patológicos. Los niños que han presenciado actos violentos o malos tratos tienden a experimentar fantasías violentas, venganza y falta de control de sus impulsos.
Según el modelo de Weatherby, Buller y McGinnis, el 50% de los asesinos en serie había cometido crueldad hacia los animales durante la niñez. Cuando se produce un maltrato hacia una mascota se presenta como indicador de potencial maltrato hacia un niño o adulto vulnerable, por lo que esto puede servir de alarma.
Felthous (1980) realizó una conceptualización analítica sobre el impacto que tiene el maltrato parental sobre el niño y la futura crueldad de este con los animales. Lo que hace el niño es proyectar toda esa agresividad que no puede ejercer contra su progenitor contra un ser más débil como es un animal.
Fuente: Alcaraz Albertos, J. F. (2014). Manual del asesinato en serie: aspectos criminológicos. España: UNO editorial.
Burgess, A. W., Hartman, C. R., Ressler, R. K., Douglas, J. E. y McCormack, A. (1986). Sexual homicide: a motivational model. Journal of interpersonal violence, 1 (3), 251-272.
🕵️🖤💀
Comentarios
Publicar un comentario